18 mayo 2011

La basura convierte la Capital Argentina en Malos Aires.

A lo largo de la historia, el primer problema de los residuos sólidos ha sido su eliminación, pues su presencia es más evidente que otro tipo de residuos y su proximidad resulta molesta. La sociedad solucionó este problema quitándolo de la vista, arrojándolo a las afueras de las ciudades, cauces de los ríos o en el mar, u ocultándolo mediante enterramiento. El crecimiento acelerado de la población en los últimos años, así como el proceso de industrialización han aumentado la generación de residuos.
Hace 30 años, la generación de residuos por persona era de unos 200 a 500 gr./hab./día, mientras que hoy se estima entre 500 y 1.000 gr./hab./día. En los países desarrollados, esta cifra es dos a cuatro veces mayor. Pero el problema no radica solamente en la cantidad sino también en la calidad o composición que pasó de ser densa y casi completamente orgánica a ser voluminosa, parcialmente no biodegradable y con porcentajes crecientes de materiales tóxicos.
Buenos Aires no sabe qué hacer con su basura, al menos eso se desprende de la polémica desatada sobre el destino de los residuos que genera la Capital Argentina, cuyos vertederos podrían colapsarse en dos años por el continuo aumento en la generación de desechos. La producción de residuos de la ciudad creció significativamente en los últimos cinco años, según cifras del ente que gestiona el almacenamiento de la basura (ceamse).
"es real que con su capacidad actual el vertedero Norte III va a colmar su capacidad en dos o tres años", coincidió Alfredo Vega, portavoz del ceamse.
El escaso reciclaje de los argentinos es compensado por la labor de las numerosas cooperativas de "cartoneros" que recopilan, reciclan y venden los residuos sólidos inorgánicos (plástico, vidrio y papel) que separan y les entregan centenares de hogares de Buenos Aires.
Quizás deberíamos empezar a concientizarnos en la forma que tiramos los residuos y qué tipo de residuos son los que desechamos, ya que todos sabemos que desgraciadamente muchas personas se ven obligados a buscar comida en distintos basureros y no sería nada lindo llevar en la conciencia la muerte de otra persona por haberse pinchado con alguna aguja infectada u otros residuos patológicos.

Todo esto debería ser impulsado mediante campañas serias por los gobiernos de turno de todo el mundo. Y de una buena vez y con una firme decisión tratar de solucionar definitivamente este flagelo que día a día crece y acecha la salud de nuestro planeta y por ende la nuestra.

Después de todo es el lugar en donde vivimos y las personas con las cuales coexistimos.

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