01 noviembre 2011


La anfisbena

Anfisbena, también llamada Madre de las hormigas, tomada como una Diosa por los hombres, vivió desde tiempos remotos en el centro del Monte Olimpo. Dicen que fue despojada de la cima por los demás dioses por seducir a los mortales; y a modo de castigo fue convertida en una bestia que se alimenta de hormigas… pero también de humanos.
Por esos tiempos, gobernaba el rey Midas, que cada año ofrecía un sacrificio a Anfisbena, a cambio de un deseo.
Eleuterio había sido durante mucho tiempo el gran héroe de Atenas, pero tras su derrota contra el Minotauro empezó a decaer. Sus épocas de gloria habían terminado. Los niños ya no jugaban a ser él, la gente ya no lo paraba en la calle.
Un día, mientras estaba tomando una reconfortante siesta, le llegó una orden del rey que decía: “Estimado señor Eleuterio, usted ha sido elegido para servir a su alteza, entregando su cuerpo como ofrenda a la Diosa Anfisbena.” En ese instante entraron los guardias y lo llevaron junto a la bestia, en la cueva del Olimpo.
Habían muchos otros hombres, que al verlos bien los fue reconociendo: eran todos los héroes que habían fracasado.
Todos mirándose con desconfianza, con cobardía, con temor. Pero Eleuterio estaba meditando. Los demás hombres se preguntaban cómo podía estar tranquilo, si en un instante la bestia los devoraría.
En ese instante empezaron a escuchar unos ruidos que hacían retumbar la tierra. Y apareció la bestia. Era enorme, como la mitad de una montaña, con un solo rasguño podría destruir un pueblo entero. Tenía dos cabezas, una en cada extremo de su cuerpo.
Para su asombro, Anfisbena, se echó a dormir. Los hombres intentaron escapar por todos los medios, pero no hubo caso. Entonces se resignaron a morir.
Mientras esperaban que la bestia despierte, comenzaron a contar historias, sobre héroes, sobre reyes, tesoros escondidos… hasta que hablaron del origen de la Anfisbena:
- Muchos dicen que Anfisbena, en tiempos pasados, fue una diosa echada del Olimpo, pero yo sé la verdadera historia. Cuando Perseo mató a la Medusa y cortó su cabeza, él voló sobre el desierto con ella en su mano. La sangre que goteó de la cabeza, en cuanto se derramó por el suelo le dio origen a la Anfisbena. Es por eso que no hay nada que la pueda matar, excepto la cabeza de la Gorgona Medusa, que convierte en piedra a quien la mira.
Eleuterio, que todavía estaba meditando oyó eso y exclamó:
- ¡Eso es! – Todos se miraron extrañados, preguntándose qué le pasaba. Entonces él los miró y dijo:
- Cuando Perseo vivía, yo estaba en mis épocas de héroe, y él era mi maestro. El día que él murió, me entregó la cabeza de la Medusa como premio a todos mis esfuerzos.
Yo siempre llevo conmigo esta cartera, donde llevo siempre aquel obsequio. Tengo una idea: despertemos a la Anfisbena y enojémosla. Después síganme a mí.
Así lo hicieron, la despertaron a piedrazos, se despertó furiosa, y moviéndose bruscamente derrumbó la entrada a la cueva, que estaba cubierta de rocas para que nadie se escapara. Cuando ésta estuvo abierta, rápidamente huyeron hacia afuera, siguiendo a Eleuterio. La bestia los persiguió a toda prisa, cuando estuvo por atrapar a Eleuterio, él rápidamente sacó de su bolso la cabeza de la Medusa y la Anfisbena quedó congelada. En ese instante, los hombres emprendieron un regreso victorioso hacia el pueblo, gloriándose de haber matado a la bestia cuando en realidad lo había hecho Eleuterio. Cuando llegaron al pueblo, y contaron ''su hazaña'' inmediatamente el rey los mandó a matar, por haber osado de asesinar a la diosa Anfisbena. Los hombres quisieron salvar sus vidas explicándole que ellos no habían sido en realidad, que el verdadero culpable era Eleuterio. Lo buscaron por doquier, pero no pudieron encontrarlo. Nunca más se supo de él ni se encontró su paradero, pero su historia quedó plasmada a través de los años, que hasta el día de hoy conocemos.