28 octubre 2011

De amores y bestias.


13 de Marzo

Hace ya tres meses que he emprendido mi gran travesía. Veinte tripulantes, mi fiel botella de alcohol y la triste aunque real esperanza de encontrar una tierra más propicia para morir me acompañan desde entonces. Vale resaltar que, de los antedichos hombres, hace dos semanas uno ha muerto a causa de escorbuto, no teniendo remedio alguno por encontrarnos en altamar; otro ha sido atacado por la asquerosa y expansiva viruela, tirándolo así por la borda para evitar el contagio. El mar es hostil, el viento aplastante, pero el anhelo de alcanzar tierra firme lo supera.

28 de Marzo

La carencia de tiempo a causa del trabajo que consume la navegación me ha impedido continuar con la documentación, hasta el momento casi periódica, del viaje.

Debo resaltar un hecho poco usual aunque aun así atrapante: he soñado con una bella mujer, una de ojos color esmeralda y cabello azabache. Estaba yo en mi sueño en una majestuosa playa, vislumbrando mis propios pies y las marcas que éstos dejaban en la arena, cuando de repente llegó ella, blanca, desnuda, aunque no indecente, sino dulce y cálida. ¿He mencionado que tenía una cola de pez? Pues sí, eso era un tanto extraño, pero no me alejó de su encanto natural. Manteníamos un diálogo un tanto confuso, pero recuerdo bien que sus ojos me apresaban, y que ambos, jóvenes y engañadores, defendíamos un nexo invisible pero poderoso.

1 de Mayo

Hace más de un mes que no toco mi diario, y es quizás gracias a la absorción en que mis sueños me mantienen. Deseo con ardor cada mañana que el momento de cerrar mi mente llegue, y así poder vislumbrarla, hallando un indicio que me permita llegar a ella.

Mi tripulación está notando que mi humor ha cambiado: estoy sumamente impaciente, nervioso y también insomne, ya que el no dejar de pensar en ella no me permite conciliar el sueño, y eso me enfada en demasía.

Mi hombre más fiel, Proteo, me ha sonsacado algo de información esta mañana. Ha dicho que él ha pasado por un trance similar una vez a bordo, hace muchos años ya, cuando las canas en su cabeza no planificaban aparecer y su poco arrugada piel y sin curtir por acción del sol podía sentir la suavidad del rostro de una dama. Ha confesado que a pesar de todas las mujeres que nosotros, los marineros, frecuentamos, siempre hay una que tiene toda nuestra atención, y nunca la perderá (sea o no real). De este modo me prometió darme todos los recursos posibles para alcanzarla, ya sea por sueños o en alguna playa perdida.

17 de Mayo

El mundo es tan cruel, y la vida es sólo una simple artimaña a la cual sobreviven los valientes. He vuelto a soñar con mi antropomorfa dama, esta vez recordando el diálogo entre ambos. Me decía que no tema, que si me dejaba absorber por los obstáculos no obtendría jamás mi objetivo tan deseado. Juró esperarme en aquella playa, hasta que consiguiese cómo llegar.

Pero mi vida es miserable, y nada tiene de atractivo ya. Hace meses que navegamos sin rumbo alguno, guiados por corazonadas. Es todo tan detestable, tan poco satisfactorio: la comida escasea, los hombres se impacientan, y ya no hallo un sentido a este viaje.

2 de Junio, por la mañana.

Luego de un amplio espectro de reflexión, he decidido la más potable de las soluciones; la interpretación de sus palabras me ha dado una respuesta. Hay sólo un gran obstáculo en mi conexión con ella, y es el estado de conciencia. De ese modo, he decidido acabar con él poniéndole un fin a mi vida, por muy descabellado que parezca. No dolerá, claro que no; será como ir a dormir cada noche, a diferencia de que esta vez el viaje a su lado será permanente.

2 de Junio, anochecer.

Estando dispuesto yo en el suelo, dejando a mi fiel Proteo dirigiendo el barco, ya no quedan más rodeos. Hice un tajo en mis tobillos, muñecas, cuello, el comienzo de las piernas… El proceso es acelerado: siento como la sangre fluye, siento que mi visión nublada no me deja ver el mundo real, pero sí voy vislumbrando la costa, esa bella playa en que la conocí. Comienzo a ver un resplandor esmeralda, y mi corazón, casi cesante de actividad, cumple sus últimos pálpitos con la esperanza de verla sólo a ella.

4 de Junio

Ha sido todo completamente en vano. Las mujeres son grandes farsantes, y más las sirenas. ¿Cómo, notándosele tan convencida, ha huido así? ¿Cómo puede alguien tener un actuar tan cálido, pero una mente muerta?

Sólo me resta esperar en este espacio que, me guste o no, he escogido, a que llegue alguien, alguna otra alma perdida a sacarme de la locura e insanidad que puede provocarme la extrema soledad.


Rocio Casquero.

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